miércoles, 22 de julio de 2009

Dios no ayuda

La obligación me suena con insistencia,
abro los ojos sin abrir la consciencia y
noto que algo me martillea la sién.
Me pellizca las tripas,
hace vaiven en mi estómago amargo,
me hace perpetua la tristeza.
¿El fin?
hacer mover mi mano y desobecer lo que deseo.

Sentado ahora,
observo ante la poca luz que ofrece la mañana
los objetos que completan mi fatal escena.
Mesita, silla con ropa, lámpara, madera, cortina,
cuerpo tumbado...

Dame la oportunidad de dártelo todo por quedarme aquí,
dámela hoy,
solo hoy,
haz que suene "caruso" mientras cae mi cuerpo
como si lo hiciera al vacio
y llévate lo que desees.
Porque ahora,
si,
sería capaz de darte cualquier cosa.

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