lunes, 15 de junio de 2009

Com a oreixa do borrico

No voy a atrapar entre palabras que aquel lugar fuera tenebroso, oscuro, lleno de misterio. Pero el día y el nublado del cielo me invitaban a pensar en ello.

Sin contarlos adiviné decenas de arboles, puestos casi simetricamente a un lado y otro de la carretera dañada. Pude recorrer unos cien metros entre copas de hojas secas, suelo de hojas secas y aire de hojas secas.
Paredes amarillentas me esperaban sin ningún ánimo, una hilera de apenas treinta casas sumando ambos lados amurallaban el corazón de aquel lugar sin latido.
Varias vueltas chocadas en piedra, giros en madera y metal. De nuevo otra esquina, otra, varias dibujando una plaza de fuente hecha marmol, marmol hecho agua y agua inexistente.
Dos de las esquinas levantaban, como lo hacían mis ojos, una gran iglesia de puertas abiertas y techo ausente....¡Complicado imaginar a pueblos sin iglesias!
Bajé del coche, inquieto por la situación, la plaza callaba al viento, el silencio era más sonoro que cualquier ruido y la escalinata de la iglesia recibía después de quién sabe cuanto pisadas humanas.
Curvado por la emoción pero con vista erguida subía con seguridad la escalera de marmol rubio, que al igual que la fuente, mantenía casi intacto su aspecto. Duro y elegante permitía acercarme a aquella hoquedad sagrada, a la casa de un Dios que se olvidó de ella, a la iglesia de San Andrés.

Esquivando un travesaño de madera que apoyada sobre la pared hacía de improvisada puerta entré en el recibidor.
De suelo verde y marrón se hacía el templo, baldosas estrelladas en su propio suelo y uniones inacabadas por notable musgo. Ensangrentado lugar sin sangre, apartado de la historia como si de selección natural se tratara. Tapices hecho jirones, cuadros robados y fortuna cristiana saqueada por pobres diablos. Paredes huérfanas, cuerdas rotas a disparos y música sacra golpeada por culatas que hacen demasiado ruido.
Mi vista no para, imagino como fué, pienso en el calor de las velas, en la esperanza de la gente que camina hacia la puerta con el deber de visitar al creador.
Olor a tierra mojada y pan recién hecho, perros ladrando a la oscuridad, faroles colgantes dando luz a pisadas nocturnas.
Buenos días de "Don y Usted", soles partidos por el movimiento de las campanas de las que solo quedan cercos en el castigado suelo.

2 comentarios:

  1. Bueno, bueno...por ahora lo que más me ha gustado de lo que te he leido aquí.
    Me ha transportado directamente al lugar que describes, he sentido la tierra y los olores; me he llenado de las metáforas y he acabado diciéndome: ¡coño, qué bueno! (perdón por el taco, sé que te molestan, pero... es lo que dije).
    Enhorabuena Jotica!
    ¡MÁS!

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  2. ¡¡ACTUALIZACIÓN ACTUALIZACION ACTUALIZACIÓOOO OO OOOOOOOOOOOOOOO NNNNNNN !! jejeje

    Las fans es que somos así, hacemos una sentá por menos de ná... jajajaja

    Wenfinde amigo!!!!

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